UNA PROPOSICIÓN INDECENTE

Cómo creativa que soy; estoy sujeta en muchas ocasiones a peticiones personalizadas. Me gusta, sobre todo si me pilla de camino, pero a veces me desvía de mi público objetivo, (como unas camitas para mascotas que tengo por ahí) Sin embargo, cuando interviene el cariño, la confianza o la cercanía; a veces, surgen situaciones extrañas y se cruzan limites.

Esto me aconteció recientemente, «previsto el nacimiento de un bebé» un grupo cercano , pensó en complementar el regal con un producto personalizado, hecho a mano, artesanal..Yo estuve encantada, un babero con su nombre, (no es mi especialidad, pero acepté) la cosa empezó a complicarse cuando el babero para el bebé era con mangas, y todo de plástico, y una bandejita para recoger la comida sobrante. (producto que se hace en fábrica) Aún con esas me saqué el patrón y consulté tutoriales, yo sugerí otros productos, de tela, que es mi especialidad.

Un proyecto nuevo suele llevar mucho tiempo, ensayo y error, + la búsqueda y adquisición de materiales apropiados, en este caso plástico apto para bebés, libre de tóxicos. Además tenía que tener motivos infantiles y llevar su nombre. Arriesgado pero no hay nada imposible.

Lo mejor vino, cuando se me comunicó la cantidad de dinero para el «detallito»

Mi primera reacción fue de asombro, me quedé perpleja, respiré hondo y no quise demorar la respuesta. «lo siento pero por ese precio solo hay productos chinos»

Cada cual puede comprar y gastar donde quiera, pero encargar un trabajo artesanal y personalizado, y pagarlo como un producto en serie está fuera de lugar. Yo todo lo que hago es muy profesional y con dosis infinitas de cariño, que eso es gratis. Aprendí que salirme de mi ruta no me lleva a buen puerto y que quien no valora mi tiempo, ni mi trabajo, tampoco se merece mi esfuerzo.

Gracias por la lección. Mi respuesta a esta proposición es un gran NO.

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